Delirios de grandeza
Decidí que la torre sería circular. El carnicero me miraba con desconfianza como si creyera imposible que yo, un chaval de trece años, pudiera realizar tan colosal obra arquitectónica más propia de un tipo llamado Moneo —según comentó— o como poco del encargado que estaba de permiso. Las cajas conteniendo 12 latas de mortadela I.F.E.S.A....