Día y Noche
Trinaba el cántico imponente, azotando coronas cuyo invierno había desabrigado, componiendo un funesto presagio, con la ayuda de un aullido que se gestaba a lo lejos. Y aquella vida tan reciente cual ave anidaba en el árbol donde se apoyaba, en medio de tal atroz paisaje que inescrupulosamente lo hacía toser una y otra vez,...