La pared desnuda.
Aquí estaba todo. Los árboles centenarios, las minas de sangre y los telares danzando al ritmo del silencio. La muchacha curiosa que entraba en un oscuro agujero, el militar que agonizaba en la soledad de su hogar y el profesor, que, amordazado por el monstruo gris, gritaba sin voz. Aquí estaba todo, y ahora, simplemente,...