El verdadero viaje. Destino: ella.
No lo podía creer. Aquí estaba, mis pies caminaban el suelo de Buenos Aires. Esta vez no era un sueño. Aunque Oriana no puedo recibirme no me importó. Ya estaba aquí, nuestro encuentro era inevitable. Vibró mi teléfono celular. Era ella. – Hoy tengo partido 14:30. Necesitamos ganar, sino podríamos descender. – Quería apoyarla. Tuve...