Tomé con demasiada prisa el tren equivocado.

– El primero que se acercaba al punto de partida (para mi) ó de llegada para otros.

En ese momento sólo queria, escapar de la realidad que me estragulaba,…pensando que me llevaría a mi destino final.

Ése que deseaba desde hacía ya tiempo tomar, para huir de mi caótica verdad. No vi horarios, rutas ni paradas, vaya error.

Y ahora, que espero con paciencia el tren que me llevará de vuelta, a ese sitio de donde nunca debí dejar atrás ¡me da escalofrío!…me encojo de hombros y me doy valor en seguir.

Las prisas hacen saltar las alarmas tardías, ¡sí!… Y el resultado fue más doloroso que la verdad, la cual huía.

Resuenan en mi memoria, la voz del anuncio de la ruta a seguir, una y otra vez…

Con el apuro de ser la más lista y qué sola, podía con lo que me deparará el futuro.

Me vi perdida en la encrucijada equivocada, sin ver el valor del tiempo perdido.

Cerré los ojos e imaginaba ver, la oportunidad marchando, en cada tren que pasaba rozando mi tristeza y escupiendo mis pasos. El regreso es el más bochornoso, el más difícil de aceptar pero necesario.

Sin embargo, busqué en los momentos vividos, con personas ajena a mi sentimientos, las herramientas que, me sacarán de ése lugar. Húmedo, frío con olor a dolor escondido tras una falsa sonrisa,- fue el más efectivo,- para aclarar mis ideas y deshacer los argumentos que traía a cuesta, pensando que ése viaje tan deseado, cambiaría mi estado de ánimo. Pero el tiempo desenfrenado, me atrapó en mi mentira preñada de sueños. Que sólo quería devorar mis fantasías juveniles …

Buscaba el lado positivo que ya veía perdido en esa escapada, más, el desajuste de la noción real de la verdad, me hizo ver la realidad.

Me hizo entender que el tiempo perdido no se ahorra…ahora con más lucidez veo el futuro. Ahora tengo más luz en saber que hacer, adónde ir y cuándo, hoy si tengo tiempo e interés al leer el folleto que ofrecen, gratituamente amontonados en la entrada de la estación…

Veo el reloj, antiguo, vestido de colores borrados por el tiempo. Señalando la hora de las partidas y de las llegadas, mordiendo las horas, ¡segundo a segundo!

Lento en su viaje pero seguro, levanto la vista, buscando en el horizonte, el tren que me llevará al sitio que descogi con preciso ahínco, ése lugar que hoy añoro. Todo llega, llegará en el momento preciso. -No porque madruges va a amanecer más temprano -(reza un dicho). Cuando suba al vagón, estará un sitio vacío esperando mi presencia.

Desde ese estrecho cubículo frío, podré ver sin prisa las colinas y valles, ¡como una producción de película en vivo!. Imaginando lo bien que se debe vivir en esos frescos parajes, ¡esperaré!

Las precipitaciones ya me dieron una lección, ya tomé nota de ésa experiencia nada grata. He aprendido a esperar con paciencia, buscar los motivos que me empujan a dar un paso enfrente.

Escucho a lo lejos, un silbido familiar, anunciado la aproximación del tren que me llevará a mi nueva aventura. En vano trato de alisar mi falda y estiro la camisa arrugada por el tiempo que llevaba empaquetada. Recojo un mechón de cabello que huyó de su, ¡axfisia diaria!..

Retoco el color de mis labios, que dejé como un beso en el borde del vaso de papel, que usé y tiré sin vida útil a la papelera, dónde rebozan muchos de sus réplicas inservibles.

¡¡¡Es mi tren!!! El que me llevará a ése sitio seguro, de dónde nunca debí salir, ése sitio tibio y cálido, donde nacieron mis antepasados, y que ya conoce mis raíces.

Allí donde puedo respirar aire fresco con olor a tierra humedad, con olor conocido, lleno de mí…¡Por fin llega! debo ganar paciencia, mi tren llega ….

amarelis

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