El beso del pecado
Cuando entré a la sala, me arrolló el silencio. El bullicio estaba lejos. Sería porque el museo se cerraba y los últimos visitantes se alejaban reticentes bajo la mirada de los empleados. Vi la pieza que estaba en medio de esas paredes marrón grisáceas y una sensación extraña me paralizó. Oí un eco del pasado,...