Un picorete
Estábamos tomados de las manos y no podía controlar mis nervios en la oscuridad del ropero, los segundos parecían eternos dentro de aquel mueble de caoba de mi abuela, el que a veces fungió como escondite de algún juego y esa vez era refugio. Según recuerdo era temporada de vacaciones, Doña Isidra y Chila llegaron...