La constelación del beso

En aquellos años, los viajes impulsados por el sistema de curvatura eran un sueño imposible, cada nave de prueba no tripulada enviada fuera del sistema solar se perdía para siempre en el infinito. Aún no existía la tecnología necesaria para su desarrollo, aún no era la época en la que el ser humano superaría la velocidad de la luz.

Varias mentes brillantes fueron inmersas en crio-sueño, despertándolos decenas, o cientos de años después, para que continuaran el desarrollo de las tecnologías que permitirían ir más allá del muro de hidrógeno. EARTH-02 se hacía menos habitable y Titán no podría albergar a toda la especie. Gracias al crio-sueño, los esposos Monteforte pudieron conocerse, los ciento veinte años de diferencia de edad no impidieron que colaboraran en el magnánimo proyecto, ni que terminaran enamorándose. Estando juntos no les importaba aventurarse en el mar de estrellas ni dormir juntos por decenios en las cámaras de crio-sueño.

Originarios del sector HISPANIA de EARTH-02, hicieron los avances más significativos en el desarrollo de las naves por sistema de curvatura, su objetivo era llegar a Alfa Centauri, colonizar Próxima b y sentar las bases de lo que ahora conocemos como el Cinturón de Estaciones Centauri. Las primeras pruebas al mando de los esposos Monteforte con naves no tripuladas, tuvieron relativo éxito, lograron, sí, curvar el espacio-tiempo, pero cerca del final del trayecto, estas quedaban severamente dañadas, imposibilitadas para seguir avanzando, mucho menos regresar a la estación.

Tras la tragedia de EARTH-02 y el colapso económico de Titán en ciernes por la sobrepoblación, se multiplicaron los esfuerzos por perfeccionar el sistema de desplazamiento por curvatura al precio que fuera, así comenzaron los viajes con tripulantes orgánicos, las vidas perdidas fueron muchas, pero fue un sacrificio necesario para salvar a la especie. Con el trabajo en conjunto de los Monteforte, otras crio-mentes y las inteligencias artificiales del Ejército de Titán, se creó el SLS (Stellar Learning System) y el CTD (Curvature Trace Detector), que permitieron rastrear la ubicación de las naves perdidas y a distancia extraer sus bancos de memoria; con esos aprendizajes se perfeccionó el sistema por curvatura y la humanidad dio un salto enorme en su desarrollo tecnológico.

Comenzada la colonización de Alfa Centauri, la pareja de viajeros siguió explorando otros sistemas; en uno de sus viajes, la nave presentó fallas en la etapa final y aunque los esposos Monteforte, viajeros experimentados, trataron de repararla, ya no fue posible, la nave comenzó a enfriarse de forma descontrolada. 

Según el reporte del equipo de extracción, los últimos momentos de vida de los Monteforte fue inusual, al menos para nuestra cultura actual; antes de morir, se quitaron sus trajes reguladores, exponiéndose aún más al frío, con las extremidades entumecidas se abrazaron y en un último aliento, se dieron un beso, quedando sus cuerpos en esa posición. Por eso al Sistema Monteforte se le conoce también como «la constelación del beso», una de las regiones más apartadas del universo conocido y donde nos encontramos en este momento.