La Memoria de Alida
Alida sabía que no le quedaba mucho tiempo. La vejez había llegado irremediablemente. No solo lo notaba en su cuerpo que cada vez estaba más maltrecho, que crujía como los troncos de los árboles secos y dolía al caminar. Palpaba con su índice los tornillos, los alambres y los clavos que le sostenían el brazo...