Cuaderno de campo: bocetos desparramados por la casa de mi abu
Era el cuarto día que rompía otro plato. Bueno, de los hondos, pero mañana tocaba a alguno de los tres comer en uno más largo. De hecho no tenía las mismas ganas de lavarlos como antes. Se quedaba sentadito en su sillón reclinable esperando a que le preguntaran si ya quería el postre. El fútbol...