El baile del Corazón

El baile del Corazón

Manyoma

02/03/2021

Sentados en el patio de la casa, tomando un café caliente en una conversación que parece interminable; de esas cosas que siempre llaman la atención de las mujeres, por lo menos las de antes. Roque era un experto en la cocina, él inventaba las receptas a veces salían genial, pero algunas ni para los perros. – Mija se pone a cocinar la pepa de pan, derrite dos panelas en una paila, raspas coco y preferiblemente dejas unos pedazos enteros. Ujujuju (tose), cuando ya este cocido la pepa de pan; lo mezclas y dejas enfriar en una paila, todo mezclado y así se hace el dulce de pan. —

Eusebia lo escuchaba y lo miraba con atención, el viejo esta vez estuvo perfecto y resulto un manjar para chuparse los dedos. Un dulce de maravillas, lo empaco en recipientes pequeños y lo guardo en la nevera, para repartir a los vecinos. Roque se comió un gran potaje; los años nunca le quitaron su apetito, comía muy bien, talvez por eso conservaba su corpulencia. Agradecía a Eusebia con una frase romántica, o alguna galantería de su inspiración: — Delicioso el dulce, pero no tanto como tus labios, — Eusebia se sonrojaba y le correspondía con un beso, Roque nunca dejo la costumbre de tocarles las nalgas; no importaba si alguien los observaba. Cincuenta años de matrimonio, diez hijos, treinta nietos, seis bisnietos y un tataranieto tres generaciones.

Roque Manyoma y Eusebia López, trabajaron la tierra, sacando de ella lo mejor; siempre cosecharon alimentos muy sanos y las personas del pueblo les compraban. Los hijos se fueron para la ciudad, cada diciembre venían al pueblo, para estar juntos, en las fiestas de Navidad y fin de año; la casa es enorme tiene ocho cuartos, Eusebia todos los días asea los cuartos. » Uno nunca sabe quién puede llegar”. Cuando suena en la radio una canción que les gusta, bailaban galante y suavemente. Eusebia se duerme por un instante en el pecho de Roque, cada vez que pasaba esto los vecinos desde la calle disfrutaban el momento, algunos aplauden ese eterno baile.

— Mija, yo la quiero más que antes — Yo también te quiero más que ante viejo —. ¡Dios ha sido bueno conmigo, permitir estar con usted mija!, yo no era muy guapo y todos esos muchachos detrás de usted, ¿Se acuerda de Jorge? — Claro el que estudiaba en Buenaventura y venia para las vacaciones, el me traía regalos, pero yo nunca le recibí nada y pensar que las muchachas del pueblo se babeaban por él, con esas miradas que usted me lanzaba, con esa forma de bailar y con sus poesías, yo solo podía amarlo a usted, no podía pensar en nadie más. Recuerdo el primer día que bailamos fue como si en el mar e, las olas me subieran hasta la luna y poder tocarla, fue la primera vez que sentí en mi cuerpo, electricidad. Siempre vive ese momento en mi memoria. cada vez que escucho somos novios vuelvo a recordar ese baile, fue el primero de enero de mil novecientos setenta y cinco. —

Hoy quise visitar a mis abuelos pues estamos en vacaciones, no es diciembre; pero quisimos darle la sorpresa: — Nombre de Dios—, mira quienes llegaron, Dios los bendiga mis muchachos ¿y ese es mateo?, que grande. — El abuelo llevo a los niños, les mostró los animales les enseño a alimentarlos; les decía: que los animales son muy agradecidos, si los tratas bien te dan lo mejor de ellos, las gallinas ponen los huevos más grandes del pueblo, porque él las alimenta, con el mejor trigo y el mejor maíz, que él le pide permiso a las plantas para arrancar sus frutos y ellas le dan permiso, los niños estaban maravillados con el abuelo, lo observaban y escuchaban con total atención. —Mañana les enseño a bailar ¿yimmy a usted le gusta bailar mijo?, un poquito abuelo, no mijo si usted no baila, no consigue mujer bonita ja, ja, ja —, —doña Eusebia, usted como hace para mantener esta casa tan grande así de limpia y bonita—, — mija a mis años no tengo mucho que hacer, solo arreglar mi casa y arreglarme para que mi esposo siga enamorado de mí, oramos siempre, para que Dios se acuerda de nosotros— -Hoy comeremos afuera, aremos un fogón y cocinaremos con leña, tengo una receta deliciosa; Sancocho de pato y Gallina, —¿todo junto don roque? — si nuera todo junto —

—Abuelo yo corto la leña, pero no corte esa madera utilice la que está de color café encendido— ¿y por qué, precisamente la que este café encendido? — présteme el hacha, tres hachazos y no partió, pase la de color café un hachazo y partió de una vez —Mijo, la madera color café encendido, tiene madurez y en la madurez, uno no da tanto rodeo —Disfrutaron de un almuerzo espectacular, Roque atino a la receta de nuevo; los niños se quedaron dormidos en el prado. Roque le dio un beso a Eusebia y toco sus nalgas, lo que ocasiono rizas en su nieto y nuera. Encendió la vieja grabadora y bailaba con la Abuela Eusebia, yo nunca los había observado bailar y quede perplejo, eran como dos estrellas de las películas, se veían a la cara y sonreían entre sí, una escena de cortejo digna de llevar a la pantalla. — ¿Mijo, porque no baila con la nuera — abuelo, no bailo muy bien —solo inténtelo, algún día lo hará bien, el amor es el mejor maestro — ¿Abuelos cómo pueden estar tan unidos y con tantas fuerzas? — Existe algo más dentro de nosotros, existe la fuerza del amor y esa es una fuerza viene de Dios. «El amor todo lo puede, no busca solo lo suyo, no tiene envidia, el amor nunca deja de ser», si usted ama con sinceridad, su vida se multiplicará y será suave la carga que tendrá que llevar, porque se comparte en dos —

Ahora, mis hijos tienen un nuevo héroe, el abuelo Roque quien habla con las plantas y los animales. Yo intento bailar y cada vez que beso a mi esposa deslizo mi mano por sus…, mis abuelos siguen a sus noventa años inventando recetas y bailando, al ritmo de su corazón. De esas vacaciones aprendí a bailar, a conocer que toda vida es importante, que los niños algún día serán mayores y los secretos del abuelo, es ayudaran en su trato con las demás personas y todos los seres vivos. Volvimos a la ciudad nuestra vida cotidiana.

Hoy nos llegó. Noticias del pueblo no son muy gratas, el abuelo termino su carrera en la tierra. Ciento doce años, murió en su cama, no despertó de su sueño y se fue disfrutando de la última recepta que le dio a la abuela. Aquí estamos en el pueblo, los chicos ya están en la universidad no pudieron a acompañarnos están en exámenes finales, la abuela está tranquila. Enciende la grabadora y escucha, somos novios en su habitación; hasta quedar dormida.

En la mañana, la abuela no se levantó como de costumbre a preparar el café; fui a la habitación y ella dormía, para siempre. Su último baile fue anoche, Roque no le fallo, bailaron por siempre; ciento catorce años estuvo en la tierra doña Eusebia. Tomamos la decisión, nos quedaremos en la casa, ya nuestros hijos son mayores y a punto de graduarse, yo puedo trabajar desde aquí, hay buena señal de internet y mi profesión de docente virtual no me exige estar en la ciudad, mi esposa esta pensionada, este es el mejor lugar para el retiro, con mis cuarenta y ocho años a un me siento fuerte, para dedicarme a las labores del campo; mi esposa es una buena cocinera y muy atenta en la casa. Nuestra relación es sólida; ahora bailamos cada vez que podemos, los vecinos se asoman en la ventana y se divierten con nuestro baile, he aprendido a conocer los animales, sus gustos y sus necesidades. La madera ya no es lidia para encender el fogón, sé que la más café es la más fácil de partir. El humo trae el recuerdo de roque y de la abuela y la música nos enseña que el amor trasciende.

Cada mañana, preparo el café y lo tomamos en el patio con alguna conversación entretenida, le he cogido gusto a cocinar; mi esposa inventa receptas y yo las preparo, casi siempre quedan mal, no sé si es la recepta o mi sazón, en ocasiones mi esposa me pregunta: ¿Dónde estarán los abuelos?, yo le contesté: los abuelos continúan bailando, porque su melodía era el amor y el amor no lo destruye ni los años, ni la vida, ni la muerte. Cuando es un amor, que nace del pacto de dos que confiaron en Dios. Es eterno, tú y yo bailaremos hagamos pacto de amor para que bailemos por siempre.

Hemos construido, una casa pequeña en el patio y la casa de Roque y Eusebia, será un sitio, para parejas recién casadas, podrán disfrutar de su luna de miel; donde seremos los anfitriones y personas del pueblo le contarán sobre Roque y Eusebia, para que su baile y su amor, este siempre en la casa. Le presenté la propuesta a un amigo, que trabaja en paquetes turísticos, le conté la historia de mis abuelos, quedo impresionado. Los únicos requisitos que pedimos, fue que nada de música moderna, ni modificar la estructura de la casa.

Es común observar, a los recién casados mirar nuestra casa y vernos bailar Nuestros hijos, cada vez que tienen vacaciones nos visitan y se aferran a nuestros brazos, ellos entienden que nuestros mejores años están por venir, El baile de la vida, es sentir que dos se hacen uno y que la vida puede ser más ligera si se comparten las cargas, esto se aprende con los años.

Cada amanecer, despierto a mi esposa con un poema, ella pregunta que hasta cuándo será esto, que algún día me cansaré, yo le contesto. Nunca me cansaré es como bailar con la pareja correcta, siempre es una experiencia nueva. — Lo único que necesito para inspirarme, es saber que tú puedas escuchar, hacerte un poema, es como dar una mirada al agua y describir lo que refleja. — Mi esposa se sonroja y toca mi gran pansa, que con el tiempo y el amor están creciendo, ella dice que estoy muy sexi yo sonrió. Hoy seremos los anfitriones en la casa, las jóvenes parejas nos preguntan cuál es la clave, para seguir enamorados

— Aprendan a bailar juntos—.

— Nosotros ya sabemos bailar—, — ¿cuándo ustedes bailan las personas los miran? —, casi siempre la respuesta es no, —ay está la clave, cuando ustedes bailen no deben brillar individualmente, debe brillar la sincronización, la alegría; si uno falla fracasan juntos, pero si uno brilla, brillan juntos y así debe ser el matrimonio, primero el que tú, para que seas primero tú que él. Los muchachos asienten con sus cabezas y se dan cuenta, que ya no hay que impresionar, ahora hay que construir y complementar. Así Roque y Eusebia, continúan bailando, porque cada pareja que se comprometen a esta experiencia, significa un renacer de ellos. Amar es un escape al tiempo y un trascender a la muerte. El baile del amor, trasciende y renace.

Dedicada a Mi abuela Eusebia y a mi Abuelo Roque al quien no conocí.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS