Tres monedas de cobre
Sabor a sal, y ese sudor que corría de forma torpe e irregular por mis manos, cada vez que acariciaba mis labios: delicioso, marino, irresistible… En mi boca ya podía sentir el sabor, y hasta el picor, de aquella especia ancestral, que tanto me gustaba. Su textura invadía mi paladar, mientras, bajo la lengua, un...