Ocaso
Lucía ensayaba su dicción para no beberse las palabras como era su costumbre. Estaba nerviosa aunque se encontraba en su hábitat: entre miles de libros. Hasta ahora le habían prohibido tocarlos. Ya se había acostumbrado a sólo observarlos y a resistir la tentación de acariciarlos. En su casa conservaba algunos ejemplares antiguos que habían pertenecido...