La bailarina de la ventana
Ahora ya no importa que lo cuente. Estoy jubilado y ella ha desaparecido. Nunca quise ser funcionario. De hecho, muchas veces me he preguntado qué me llevó a presentarme a las oposiciones aquella mañana del tres de julio de 1989. ¿1989? Sí, lo sé. Tenía treinta y cinco años. Un poco tarde quizás, pero -como...