Odisea en las 1001 noches
Los gritos de Carlitos me dieron la bienvenida aquel primer día de trabajo. Aún recuerdo como el miedo fue mi compañero toda la jornada, y como, a pesar de la incertidumbre, intuía felicidad en aquella casa de locos. De hecho, pasé allí unos años maravillosos, porque aunque a la mayoría de mortales les cueste comprender...