Perfil público

Escribo desde que recuerdo. He publicado varios poemarios de forma individual: Versatilidad de la emoción, La escala de Jacob, Ars adivinatoria / Trizas y trazos, Metamorfosis. Bodegones y otras naturalezas vivas. Y este año aciago en un volumen conjunto: Colección de flores raras (cada poema recrea una enfermedad rara), Las noches y los días e Itinerario Biblioteca (un divertimento que juega con lecturas de culto).
Por fin, he cumplido también la promesa que me hice de escribir narrativa de largo aliento. En abril íbamos a presentar mi primera novela (El gato que ladra), pero no pudo ser por el covid 19. Se trata de una obra de carácter psicológico y coral, sobre el influjo del contexto socio-familiar y la predisposición a caer en relaciones tóxicas, a través de la historia de una joven que revive en primera persona lo que sufrieron dos mujeres de su propia sangre de generaciones precedentes. Por el contrario, sí ha salido la segunda que escribí, un sencillo thriller titulado El camarero de El gato que ladra, en la que el suspense viene dosificado por quien narra (el camarero) metido a investigador. Y sí, el bar que da título a la primera se convierte en un elemento esencial de la segunda. Eso y la reaparición fugaz de varios personajes que salían en El gato que ladra son las únicas coincidencias entre ambas. ¡Curiosidad!: Esta es el resultado de las pinceladas con que inauguré mi participación en una de las convocatorias de este club de escritores (https://clubdeescritura.com/convocatoria/premio-cafe-madrid-proyectos-novela/leer/1132999/el-camarero-de-el-gato-que-ladra/), al que por esta razón estoy agradecida.
Entre manos tengo ahora una tercera de título aún en el aire. Lo que os aseguro es que ese bar de nuevo será el trasfondo de ciertos encuentros y desencuentros. ¡Alea jacta es!
Por último, desde hace años, dejo constancia en mi blog personal (https://elenacamachorozas.wordpress.com) de reseñas literarias y opiniones, junto a poemas y microrrelatos de mi propia cosecha.