Sin trenes no hay paraíso
La sirena de una ambulancia rompe con la calma. La noche cae, brutalmente, sobre la ciudad que duerme, todo está vacío. De golpe, el sonido que anuncia la prisa del vehículo que lleva a los médicos de primeros auxilios desaparece, la soledad y el silencio se vuelven a adueñarde las calles.A lo lejos, por la...