Las huellas de Anselmo
Ahí estaba Anselmo…, y sus cuatro jinetes entre las telarañas que colgaban del techo por arriba, y la grasienta y lustrosa mesa por debajo de sus codos. La seca paja amarillenta mostraba el paso del tiempo: polvo, pequeños insectos muertos y también algunos vivos. Allí, entre esos pendientes permanentes, su mirada no distinguía lo que...