La calle de sus sueños
Desde el sillón que mece la pesadez de sus lustros, Serafín examina el polvo de la avenida a contraluz, mientras los millones de partículas terrosas, como una invasión de atomísticas naves alienígenas, se despegan del asfalto con el paso de los automóviles y se arremolinan en el caldeo atardecer de la ciudad, para posarse de...