Las mañanas de mi calle

Las mañanas de mi calle

Todas las mañanas intento salir de casa a las 8. La panadera ya saca barras desde hace un rato y me levanta la vista para darme los buenos días, yo muevo la mano y acelero el paso camino a la montaña. Atravieso la plaza del Ayuntamiento, la Biblioteca y el parque que lleva hasta la plaza Karl Marx, allí hago la rotonda para desviarme en la primera salida y entrar a la senda que hace de la falda natural. Respiro durante dos horas mis pasos entre pinos, encinas y robles y me dirijo de nuevo a casa adivinando la rutina de mi calle. La señora que pide dinero delante de la Iglesia ya esperará el sonidito de la pela en el vaso con arto deseo. El señor rumano que va en silla de ruedas, ya meneará la gorrita delante del supermercado. Cómo hoy hace sol, mi abuelo andará dando una vuelta, y César habrá montado ya la mesa de los cupones. No sé si Papa estará en casa. La señora Carmen quizás esta sentada delante del banco de casa, hace días que no la veo, ¡y realmente siento que la echo de menos!

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