La calle, mi hogar
La calle me escupía. La calle me arañaba, me ladraba. Pero yo solo podía vagar entre sus laberintos. A veces la sangre corría y mi tez renegrida por el reflejo del ardiente sol en el asfalto, chorreaba a borbotones vivos colores de dolor y de esfuerzo en vano. Yo solo caminaba. Salía de aquel espantoso...