El mirlo en mi terraza
De aquel día fueron testigos varios cipreses, cientos de hojas doradas y unas cuantas flores sin nombre. Paseábamos entre viñedos, olivos e higueras, cogidos de la mano solo a ratos por miedo a ser vistos. Estábamos siempre dispuestos a recorrer carreteras y paisajes de barro y luz. Nos mirábamos a los ojos de manera furtiva,...