Rumbo al Orinoco.
Viajé contigo en mi espalda, con tus murmullos, tus recuerdos y tus historias fantásticas. Recorrí tus pasos buscando entenderte, rendido a la belleza de estas tierras que bien dibujaste con palabras en el mesón de la vieja cocina. Desperté en la hamaca con la boca seca por el sol abrasador. El melódico aleteo de los...