Tanatorio
Ahora que estoy muerto poco importa que siga pensando en el maldito libro. Desde que empecé a currar en el tanatorio y leer a Sartre, me preguntaba muy a menudo por el sentido de la existencia. No es un chiste fácil. Verán: mi madre, concejala del municipio, me consiguió ese trabajo por mi poca afición...