Viaje al canto del mirlo
Le parecía increíble su sonido. Nada de dinero, ni de maletas. Sólo tenía que tumbarse en la hierba fresca y escuchar. Y así comenzaba su viaje. Primera parada en las nubes, de día. Segunda en las estrellas, de noche. Le silbaba y siempre respondía. Que siempre le respondía. Amanecía un nuevo día y ahí seguía,...