Nosotros
Un rumor de agua susurraba lejano. Pocos, o quizá nadie, lo escuchaba. Ella si lo hacía. El silencio y la observación fueron sus compañeros inseparables. Allí estaba aquel apretón de manos, de esos que se dan los hombres grandes y que siguen con un abrazo y palmadas en la espalda. _ ¡Hola primo! ¡Tanto tiempo!...