Todo es mudo.
Hoy estás callado, como siempre. No creas que aún albergo la esperanza de que contestes mis lloriqueos de niño asustado, tan solo considero justo que, si tú me usas para satisfacer tus vanidosos deseos de observarte, yo puedo aprovechar tu indiferencia para ver mi reflejo, arreglar los imperfectos que encuentre en mi corazón, obligarme a...