Abrió el Diario, como hacía a diario. En portada, en primera página había Nada, nada en negrita a doble espacio con imágenes alusivas de nada. La nada fue extendiéndose por las páginas: nada en economía. ¿ Y en lo social? de nuevo NADA de NADA. Exprimió las hojas como un limón buscando ALGO pero el jugo sabía a pura e insípida nada. El blanco se hizo tan extenso que se perdía entre publicidad de la nada y deportes invadidos en la más absoluta e inerte nada.

¡De pronto se dio cuenta! ¡Por primera vez! La Nada había entrado en su vida sin avisar, como polizón de ese barco que era su vida.

Su tiempo, su respiración era nada, la vendía por nada y en la nada se ahogaba. Sus vacaciones eran extenuantes Nadas hechas fotografías repetidas en diferentes paisajes que se perdían en la nada. Sus amistades hablaban de nada y con la nada respondían. El trabajo era una constante y perpetúa obra que en nada le importaba y que llevaría a la jubilación sin júbilo. Momentos para recordar nada….porque poco, o nada, tendría para recordar.

Cerró el Diario, lo dobló con cuidado y lo dejó caer lentamente hasta llegar a una papelera que tragó la nada totalmente.

Una rebeldía repentina comenzó a dar brochazos de color anegando los espacios vacíos y haciendo brotar TODO.

Las pequeñas nadas guardadas en sus bolsillos perezosos fueron devueltas al otro lado de la ventana no aceptando ya nunca más nadas regaladas o cedidas para consumo propio.

Renegó de las normas que sojuzgaban el aire y el agua. Llenó con TODO cada rincón de su casa hecha cuerpo con todo lo que podía sentir para volver a ser Todo. Todo le que deseó sentir, vivenciar, cualquier momento con trazos que llenaran Todo. ¿Quién debe negarse todo?

Abrió poros a golpe de sonrisa, de árbol magnánimo para ver todo a vista de pájaro, y dejar cada recuerdo con toda el alma que, llena de inmensos cielos, dictan punto por punto, coma a coma cada renglón de una existencia digna y libre.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS