¡Corre, Cristi, corre!
La noche es absolutamente negra. No hay luna y las pocas nubes sobrevivientes a la tormenta de la pasada tarde funden al poblado en una oscuridad casi absoluta. Sólo algunas ventanas tímidamente iluminadas y los faros de los coches en la cercana autopista convocan la penumbra. Un silencio de cementerio reina en El Gallinero a...