Te coso los labios a tiempo
-Te coso los labios a tiempo -me dijo. Su ira siempre a flor de piel no conocía límites. El sonido de la llave en la cerradura le delataba. Sin pedir permiso entraba en nuestras vidas y se quedó, aunque entonces no lo supiéramos, para siempre. Ahora está lejos y sin embargo, aún puedo ver como...