La plaza.
Pensaba en que no había nada más que hacer o decir. ¡La vida es una mierda! Vaya novedad. Tiré lo que quedaba del cigarro y apresuré mi paso. Intentaba pensar, recordar cómo había llegado a dónde estaba. Respiré. ¡Dios, como me costaba respirar! Esa sensación justo en medio del pecho, como un dolor pero sabes...