Sangre y limón
Volvía a sentar cátedra. De nuevo. Ese parloteo incesante sobre lo mal que hacíamos los moldes que tenía que usar para sus bizcochos de mierda. Cómo, por nuestra culpa, nunca le quedaban como él tenía previsto. Que si las juntas no cerraban y se le escapaba la masa. Que si el dibujo tenía imperfecciones y...