Siesta, no fiesta.
Mi abuelo siempre ha sido un personaje muy particular. Un señor de lentes, gordito, de voz gruesa y un poco calvo. A veces, cuando se deja crecer el cabello, se le forman a ambos lados de su cabeza dos montículos de pelo rizado. Esto me hace gracia pues, a veces, se parece a un gatito...