Al filo de la eternidad
Mi querido Manuel: Te escribo otra vez aunque sé que tú nunca recibirás mis cartas. Estoy vieja pero no loca. Si los chicos supieran, ellos sí se volverían locos, locos del susto, ya sabes, ahora ellos creen que tienen que hacer el papel de madre conmigo. ¡Las vueltas de la vida! Cada vez que empiezo...