La vida entre dedales y quimeras
«Ella está aquí», me dijo. Y fue escucharlo y sentir dos lágrimas silenciosas afanándose por alcanzar mis mejillas. Trémulas, transparentes y tan densas como la cera al derretirse. Sobre la mesa plegable y junto a aquella colección de dedales antiguos de cerámica, había una vela blanca encendida y no lograba apartar los ojos de ella. El movimiento...