Sin pan debajo del brazo
Todos los días, temprano en la mañana, el desnutrido niño se sentaba enfrente del lugar y miraba embebido el trajinar de los empleados con las cestas de mimbre repletas del producto del negocio, que se disponían a vaciar en las relucientes vitrinas de cristal de la tienda. Ellos, todos vestidos de blanco con sus delantales...