La pureza del pecado
Me invitaron a hacer aquella visita, totalmente inusual. Éramos un grupo pequeño; cinco personas, siendo tres mujeres. Durante toda mi vida, no había salido del convento, aunque no soy monja. Mi madre, por razones desconocidas, me había dejado a cargo de las hermanas del Convento de Santa Mónica, con apenas un día de vida. Como...