Doña Marieta
Allí estaba ella, mi nona Marieta, como en el barrio le decían. Tenía unas enormes ganas de verla y una hora de viaje si valió la pena. La encontré sentada junto a la salamandra tejiendo y ese aroma tan peculiar invadió mi nariz, olía a encuentros, a risas, a familia, a hogar. Me invitó a almorzar y...