CARAMELO, JAMÓN Y SANGRE
Martín siempre empezaba la terapia evocando el olor a Sintasol del parvulario.—Olía a plástico quemado—decía—. Entonces no sabía lo que era el Sintasol. Solo sabía que odiaba aquel condenado olor. Cuando me castigaban boca abajo en ese suelo, era como tragar alquitrán.Acto seguido explicaba lo del bocadillo.—Prefería tirarlo a la basura antes de que me lo quitaran...