La misma marcha
Parecía un día normal, cabello del mismo color y calcetines igual de incómodos. Al poco tiempo un olor tocó el timbre. Sutil, cálido, mirífico, cautivo y sin fronteras. Acompañado por un sonido, se acercó cada vez más. Me invitaron a comer y desgraciadamente acepté. Probé su mejor platillo y por primera vez no busqué la libertad. A medio...