La pandilla
Llegamos a Céret casi al mediodía. Nos sentamos las cinco en una bonita terraza de las afueras. Bajo la sombra de unos cerezos, veíamos la vuelta ciclista mientras bebíamos Coca-Cola directamente de la botellita de cristal. Admirábamos las hordas de ciclistas que pedaleaban sudorosos, sus gemelos marcados rodando a toda velocidad, hacían bailar el vestido...