me acuerdo de su nuca al voltear, voltear sin mirar. Cabizbajo pensando, quizás en los labios que acababa de besar. 

me acuerdo del adiós agrio, el autobús, la manifestación, coger las manos y soltarlas. El último día, los últimos pasos, los últimos gritos, las últimas veces. La última vez.

me acuerdo de dormir pegada a todo aquel que me da calor, paz. Quince minutos y todo eso se acaba de poner todo el rato me acuerdo me acuerdo de lo que no sé me acuerdo de que me despedí sin decir adiós y me acuerdo que antes me hablabas para decirme hola me acuerdo de todas las palabras que nunca escribí y que lo único que puedo hacer es escribir que miro donde no me ves y me ves donde ya no miro y todo el camino es así me acuerdo de tus rizos el mar me acuerdo del desmayo de comer pan me acuerdo de las señoras pontevedra la rosa me acuerdo de aquel cuadro que pinté me acuerdo que tú te lo quedaste me acuerdo que mi madre lo odiaba me acuerdo que se me ha ido la hora y no voy a llegar me acuerdo ser una procesadora mental de recuerdos que jamás han pasado me acuerdo de tu boca me acuerdo de la tuya también me acuerdo de tus pasos de tu pies me acuerdo me acuerdo de decirte te quiero en bajo y me acuerdo de decirte te odio muy alto me acuerdo de todo eso y me acuerdo de nada de jugar con el móvil de fingir que alguien me habla de tener cuatrocientos mensajes sin responder me acuerdo de que me dan miedo las arañas me acuerdo me acuerdo de que me da miedo no querer me acuerdo que de ti no me enamoré me acuerdo de las postales de Berlín me acuerdo que ya no sé dónde están me acuerdo que eran dos y una era para Adrián me acuerdo que a Adrián no se la llevé porque Adrián se fue me acuerdo que se fue me acuerdo de chamartín de coger el metro el cercanías las seis de la mañana sin dormir me acuerdo que te besé y me acuerdo que me fui me acuerdo que nos fuimos me acuerdo de madrid me acuerdo que escribí:

Madrid. Y qué es Madrid para mí. Para mí, Madrid es New York. Yo no pienso en fuera, yo pienso
en Madrid, la mejor guarida donde todos te pueden ver, pero a nadie importar. En medio de Gran
Vía y, todo se podría acabar ahí. En medio de Gran Vía, correr sin saber a dónde. Pero nunca de
Madrid, no. Nunca de Madrid. Soy Lorca en E.E.U.U., sin volar, pero volando. Quiero a Madrid,
porque Madrid me conoce, pero yo no la conozco a ella y, por eso me encanta, porque jamás podré
conocerla del todo. No nunca. Nunca. Madrid, jamás. Y escribirle todos los días, sí. Todos los días
que me encanta. Que la quiero. Que la amo. Madrid en el pecho, entre el pecho. Que sangre.
Sangrar. Como rosas que se caen y secan. Dolor y curar. Curar la herida, para poderla abrir de
nuevo y. Yo. Yo quiero llorar en Madrid, solo pude contener las lágrimas y, besar de nuevo en
Madrid. Que alguien corra por mí. Perderme por el metro. Ir en dirección contraria pero feliz. Que
me vea crecer Madrid. Que Madrid me vea morirme de hambre. De hambre, sí. Mucha. Porque leo
a veces a Elvira. Y Madrid le duele. Le duele como si fuera suya. Su hija. Pero Madrid no es de
nadie. Pero ella y Madrid. Las balas. Los huesos. El frío de Madrid y las luces sin brillar. Y Madrid
le mata. Le mata. Le mata. Yo quiero eso, que me duela. Que me mate. Que me deje sin nada. Que
me lo dé todo. La leo y digo, yo quiero morir en Madrid. Enamorarme. Ver bailar el chotis de nuevo
en Sol. Cualquier día después de comer. Gente gritando sin saber porqué. Y tú, ahí. En medio. En
medio de Madrid, queriendo ser ella. Porque te da envidia. No eres ni tan bonita, ni tan especial. Y
la gente va a huir a Madrid. Y se encuentra en Madrid. Se pierde en Madrid. La terraza de El Corte
Inglés, tan alta, infinita. Y ojalá haberte besado ahí. Eterno. Siempre seríamos eternos. Pero no.
Madrid no nos vio. No quisiste que nos viera. Emborracharse en Madrid, romper los tacones. San
Isidro. La riqueza y la pobreza. Los medios. Miles de flashes cegando. Chocarse. La rapidez. El
ruido. Yo quiero eso. No dormir. Hacer Madrid sin nada en las manos. Solo conmigo. Es todo lo que
te voy a poder dar, Madrid. A mí, entera. Solo para ti. La meta, el objetivo. Ahora te siento lejos,
Madrid, muy lejos. Como si no existieras. Y soy tan feliz cuando por fin te veo. Me siento en casa
sin ser de allí. Pero yo sé que soy. De alguna forma, pero pertenezco a Madrid. La gente me parece
familiar. Todo está en su sitio. No llegar a fin de mes. No saber dónde dormir. Y estoy sola. Aquí en
un pueblo. Imaginándome a Madrid. Desnuda y sin nada. Alguna vez tuvo que estar desnuda.
Alguna vez tuvo que no tener nada. Y te aferras a pensar que no la quieres. Porque es muy cara. Tan
cara que necesitarás varios trabajos. 24 horas enteras para vivir sin estar viviendo, solo por ella. El
sacrificio. Morir en el centro, bajar al Retiro. La cuesta, los libros. Mi hogar. Antiguos como joyas.
Baratos como el pan. El silencio sepulcral. Se habla bajito como para no molestar a lo ya escrito.
No. Un respeto. Se disfruta de la soledad conjunta. Y hablas, preguntas. Te compras 6. Y al día
siguiente quieres volver, porque te sientes bien. Te sientes demasiado bien. Ya que son los libros los
que te entienden. Solo esto te lo da Madrid. Solo Madrid. La noche. Cristales rotos. El calor. No me
acuerdo de febrero. Lo siento, te he olvidado. No tuve otra opción. Era olvidarte o perderme. Así
que, elegí las dos. No pude regresar a Madrid tras esto. Temía volver a verte por la calle. Madrid es
tan grande y tan pequeño a la vez. No pude. Imposible. Pero Madrid quiere que vuelva con otro con
el que tampoco va a ser. Solo Madrid me ve follar para que llore después. Madrid solo me da
angustia y agobio. Ansiedad. El amor. Amor que ya nunca tendré. Digo nunca. Me aventuro. Porque
solo. Solo quiero que me quiera Madrid. Solo. Los hombres, no. No pudo ser. No va a ser. Es
imposible y. Loca, loca me voy a quedar. El sexo y el amor. El poder. Todo está en Madrid. Madrid
mi amante, mi amada. Mi mujer. Mi marido. Mi novia, mi novio. Mi nada. Lo que no pudo ser.
Amor platónico. Antón. Como una tragedia de Shakespeare. Morir las dos. Matarnos con las yemas
de los dedos. Suaves como las caladas. Como un copa de vino blanco. Tras la ventana, fuego y
nosotras dentro, destrozándonos. Celebrar todas las derrotas. Celebrar que no podré pagar ningún
alquiler y, que siempre le pediré dinero a mis padres para al menos, comer una semana. El resto, el
resto es para ti Madrid. Mi tiempo. Mi salud. Mis ganas. Mi cansancio. Cantar y que me sigan.
Quién. No lo sé. Caer al suelo y mirar hacia arriba. Buscarte. Como Lorca. Los rascacielos, las
palmas. Los niños y la muerte. En lo alto de la esfera nunca hay felicidad y, sé que seré muy triste
en Madrid. Solo querré irme. Un rato, pero me arrepentiré de esos pensamientos. Por los que los
borraré y, será así cada vez que discuta contigo. Porque yo no tendré razón para dejarte ir. No la
tengo sin estar. No la tendré cuando esté. Desde pequeña, Madrid. Paraíso, las personas que te han
tenido. Las personas que te han querido. Necesito sentirlo y robártelo un ratito. Que sea mío, que
me busques. Hacerte resurgir. Hacerte enfadar. Que me odies. Que me quieras echar. Desterrar.
Dejar de ser mi madre y yo tu hija. Pero tú como yo, volverás pidiendo perdón, porque nos
necesitamos. El tráfico, los pitidos. Los insultos y todas las puñaladas en el costado. La sangre
limpiada antes del amanecer que solo lo sepamos los que no dormimos. Como New York. Aquí
nadie duerme. Nadie. Aquí la gente solo se muere. Ya deja de poder levantarse o, se levanta tan
rápido que se marea. Sabes. Se marea. Loca. Sin agua. Loca. El sol. El asfalto. Las manifestaciones.
Cibeles. Neptuno. Andar sin saber. No saber volver a casa. Preguntar. Llamar a mamá llorando.
Diciendo qué error he cometido, me quiero ir. Las acciones tienen consecuencias. No puedes mirar
atrás. Sin haber mirado hacia adelante primero. Los ojos. Los ojos cerrados no sirven. Ay Madrid,
me das miedo. Mucho. Tengo sueño. Ahora. Mucho. Pienso en ti. Estoy aterrada. Recitar por tus
calles, que alguien llore conmigo sin saber quién soy. Los abrazos. Volver por alguien. Irme sin él.
Volver sola para quedarme sola. Mirad lo que he hecho. Nada. Ir sin nada y volver sin nada. Con
besos por el cuerpo de gente que ni conoceré. Borracha por tus calles, dolida. Con mil puñales y
todos clavados por mí. Sus labios tratando de curar, solo abren más las llagas y, escuece. Madrid no
sabes lo que escuece. El sexo sin amor. El amor sin amor. Sentada en unas escaleras sin esperar a
nadie. Haciendo como que sí. Como que le importo a alguien. Pero ni a ti te importo Madrid. Ni a
ti. Las fuentes llenas de gente. Bañándose. Unidas. Ahogadas si hubiera más agua. Aunque ya
muertas, porque no. A ellas tampoco has sido capaz de amar. Madrid. Madrid solo sabe ser amada.
En Madrid, es dónde voy a morir. 

Porque morir de hambre en casa, es como morir en los brazos de
mamá.

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