Un señor llamado Dios
Conrado era un niño de apenas seis años. Delgado, pequeño, de ojos marrones y soñadores. Con el pelo rizado, que siempre llevaba despeinado. Con un nombre poco pensado y elegido por el azar, dado que así se llamaba el médico que lo trajo al mundo. Y con una historia, que merece ser contada. Era hijo...