El mar de tu vida
El anochecer la envolvió con sus oscuras manos mientras se mecía al compás de las olas. ¿Cuanto tiempo llevaba allí sentada? No lo sabía. No sabía si habían pasado ¿unos minutos?, ¿horas?, ¿días, quizás, desde que su mundo dejó de girar? Todo era confusión; sólo el vaivén de las olas llenaba sus oídos con tiernas...