El desvelo en los días de sangre.
El hombre gris marcha por la sinuosa calle de los Argonautas, sin ningún tipo de aplomo ni rumbo concreto. Perdido en sus pensamientos, acude de forma recurrente a su cigarro (cada vez más corrompido), en busca de algún atisbo de inspiración. Los pequeños y efímeros comercios que se arremolinan a su alrededor se le antojan...