El Orinoco no se lo llevaron.
Luisana se levanta a media mañana, apenas si logra conciliar el sueño por las noches. Es de poco hablar, tal vez porque se acostumbró a vivir sola. Su rutina se desarrolla en la casa, con el tiempo y las circunstancias del país se doblegó a los menesteres domésticos. Al levantarse, abre las ventanas del frente...