El abrazo del oso
La niña llevaba allí un buen rato. A unos pasos de la cabecera de la cuna, agarrando al peluche de una mano, observaba por entre los barrotes a su hermano. El pequeño respiraba tranquilo, bocarriba, brazos y piernas separados, expuesto al mundo. Era tan frágil. Y sin embargo, iba a salvarle la vida. Sus padres...