Luz verde
Las vísceras del roedor brillaban en la comisura de sus labios. El hedor penetrante era vomitivo, pero él masticaba el emparedado sin asco. Se sentó al borde la acera para terminar más cómodo su almuerzo. Lo rodeaba un cúmulo de desperdicios y alimañas. El camión del aseo no pasó por allí anoche. Las moscas estaban...