La calle es mía. (Erotiseis Pétros Márkaris ).

La calle es mía. (Erotiseis Pétros Márkaris ).

EROTISEIS.

Erotiseis se traduce como “preguntas” , en griego moderno.No tiene nada que ver con nada «erótico».

Dice la leyenda urbana que los griegos conducen fatal.Atenas es un caos creativo. Los helenos son gritones, faltones, combativos, sanguíneos y exaltados. Pero cariñosos y amables con los amigos.

Calle Panepistimuou.En pleno barrio de Placa. Me la conozco bien, como la palma de mi mano. La he recorrido cientos, miles de veces. La calle es mía, como decía Fraga Iribarne.

Οδηγείς πολύ γρήγορα – μην οδηγείς τόσο γρήγορα! (Vas muy deprisa. – ¡No vayas tan deprisa! ),me dice mi churri, con timbre de pánico.

-Προσέχετε! (¡Tenga cuidado!), me grita un viandante.

No veo el camión de la basura. Golpe directo. Las mesetas tibiales se me rompen con un chasquido mientras me empotro en el salpicadero. Parabrisas salta en mil pedazos y la cabina del coche se llena del polvillo ese que llevan dentro los sacos del airbag.

Ya me he leído ésta novela. (Διάβασα όλο το μυθιστόρημα). Me conozco la trama. Lo espero. – Lo he esperado. ( το περίμενα). He estado viviendo toda mi vida ésta ficción para ahora, de repente, y en cinco segundos, toparme con la Realidad en forma de accidente de tráfico.

Sirenas, gritos de viadantes. Ambulancias. Remolino de curiosos.Vienen atraídos por la desgracia, como polillas a la luz. Viandantes que brujulean, gritan y se mueven como pollos sin cabeza. Mi chica está con el rostro angelical apoyada ligeramente en mi regazo.

Tiene los veinte segundos justos para despedirse de mí.Un privilegio.

Está intacta su cara, salvo un hilillo de sangre que le rezuma del oído izquierdo. La palidez cérea de la Muerte se apodera de ella pocos segundos después de la frase que me ha dicho. Κατάλαβα. Lo he entendido. Has ganado, Parca. Me la has quitado de sopetón y, aún antes de desabrocharme el cinturón de seguridad, sé que ya no está conmigo, que la realidad supera a la ficción, que nunca volveré a posar mis labios en los tuyos, que nunca acariciaré tu pelo cobrizo y que mis ojos estarán secos de emociones hasta que me reúna contigo. Kapios. En algún lugar. De algún modo. El Amor supera a la Muerte.

Lo sé. Το ξέρω. Lo supe en ése momento. το ήξερα.Lo escribo ahora, lo he escrito Το γράφω – το έγραψα . Lo plasmo en un folio, todavía convaleciente en el hospital, para soltar el demonio y la ira. Y como confesión escrita.

– Lo he escrito.

La confesión ante la policía, los papeles incriminatorios,los informes de los testigos oculares del accidente, el informe de la obducción. La aceptación de todas las responsabilidades. He leído todo el texto del atestado policial. Incluido el informe toxicológico que detecta vestigios de propofol en mis venas. La misma droga que mató al Gran Jacko, ése amiguito de los niños llamado Michael Jackson.

Κατάλαβα το κείμενο. (“he entendido el texto”), le digo al policía griego que me visita.

El hace un gesto indeterminado de “estas cosas pasan”. Maktup. “Estaba escrito”.

-Si, respondo yo- pero muy mal Maktup. Pero muy mal escrito.

El inspector es calvo, rechoncho, con mechones de pelo rancio escrespados detrás de las orejas. Lleva gafas metálicas que le dan un aspecto distraído y no deja de fumar.

Me enseña una placa nueva, reluciente, que pone “αστυνομία; POLICE”.

¿A qué velocidad ha conducido ? ( Πόσο γρήγορα οδηγούσατε?).

Y luego,

-¿Cuánto bebió? .

Como si no supiera ya el madero que yo iba hasta el culo de etanol , El informe médico legal indica 1,8 gramos por decilitro Me sacaron sangre en la Puerta de Urgencias del hospital. Supera ampliamente la dosis legal, no para conducir, sino para estar consciente . Mi abogado clama que no di mi consentimiento. A Ortega Cano lo empapelaron . No busques excusase con el viejo truco de «NO dí mi consentimiento para que me extrajeran sangre».

-Póso ípiate, malaka? Cuánto bebiste, cabroncete?

Pronuncia la frase displicentemente. Una mezcla de fastidio fingido y aburrimiento. “Es mi trabajo”, parece decirme. Con una falsa empatía que no logra traspasar mis defensas, básicamente, porque ninguna defensa quiero, ni tengo.

Media hora más tarde ya he contestado a todas las preguntas. (“ Απάντησα σε όλες τις ερωτήσεις”).

Me ponen un enfermero que se sienta a mi lado y lee distraídamente una revista mientras permanezco en custodia con un policía en la puerta .

Me van a empapelar, pero bien.

Y lo más extraño es que se ha apoderado de mí una extraña displicencia que hace que todo me resbale. No quiero escapar, caso de que pudiera. Para perdonar a los demás, primero has de perdonarte a ti mismo. Mi chica se ha ido. Supera eso, negro, como le dijo Jerry Lee Lewis a Ray Charles, tras quemar su piano despùés de interpretar » Great Balls of Fire».Supéralo, si puedes. La calle era mía…

Estaré muchos años llevando mucho cuidado cuando se me caiga la pastilla de jabón en la ducha.

Tendré tiempo para no olvidar esas palabras de mi amada. Pero esas palabras no las escribo aquí.- son mías- y quedan dentro de mi espacio vivencial interno. Palabras de Amor de una persona que me lo dio todo y que, injustamente, se fue de mi vida antes de tiempo.

FIN

FINAL ALTERNATIVO.

Salgo del coma tres días después. Mi chica, pelirroja, me tiene cogida la mano entre las suyas. Todo ha sido un sueño.

-Caístes por la escalera mientras hacías bricolaje, Mortadelo, que eres un desastre.Vaya golpe en la cabeza…

-» Tuve pesadillas.Pensé que me encalonaba un policía…»

-¿Cómo? ¿Lo recuerdas? Márkaris vino al hospital a verte.Le gustó mucho tu novela negra «Final Feliz».

Dice que te hará el prólogo y que hablará con su editorial para la presentación en toda Europa,y … que vas a ser su sucesor.

¿La realidad siempre supera a la ficción?.

Alberto Moravista es pseudónimo de Juan Carlos López Corbalán.

Esta obra NO opta a premio alguno.

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