El espejo.
Al igual que en mi alma, comenzaba la tarde en el reloj. Eran quizá las 16:00 horas menos diez. Me llevaba la inercia de la rutina a uno de los sitios de mayor folclor de cualquier asentamiento humano. Me refiero al mercado o plazas como muchos le llaman. La variedad y esplendor de aromas y...