La redención humana y los excesos
Dispongo de un sistema infalible para hacer orden en una casa: la persona se dirige al ropero, descuelga el abrigo, toma la llave del apartamento, sale, cierra por fuera y ya está. Fue lo que hicimos en ocasión del último cumpleaños de mi esposa, pero esta vez nos alejamos en uno de los trenes que...