Como un perro
En el tanatorio huele a cera quemada y a muerto. Una mezcla desapacible que se esparce por las salas. Estoy sentado con la Marga, a la que conocí ayer, en un banco del pasillo: tenemos a nuestro muerto solo porque ella tiene que fumar y no quiere estar sola. —Hace dos años —me ha dicho...